(Fuente:Juan Menéndez Pidal, Colección de los viejos romances que se cantan por los asturianos,madrid 1885)
-Gerineldo, Gerineldo,
paje del rey más querido,
!quién me diera, Gerineldo,
tres horas hablar contigo!
-Como soy criado suyo,
señora, os burlaís conmigo.
-me burlo, Gerineldo,
que de veras te lo digo.
-Pues ya que me hablaís de veras,
¿a qué hora vendré al castillo?
-De las once pa las doce,
al cantar del gallo pinto.
De las once pa las doce
Gerineldo fué al castillo;
zapatos lleva en la mano
sin ser de nadie sentido.
Anduviera siete puertas
hasta encontrar un postigo;
cuando al postigo llegaba,
Gerineldo dió un suspiro.
-¿Quién es ése que a mi puerta,
que a mi puerta dió un suspiro?
-Gerineldo soy,señora
que vengo a lo prometido.
Cogiérale por la mano,
para dentro lo ha metido;
se acostaron los dos juntos
como mujer y marido.
Despertárase el buen rey
de un sueño despavorido:
-O Gerineldo se ha muerto
o hay traición en el castillo;
un paxarín respondiera
que es de Gerineldo amigo:
-Ni Gerineldo se ha muerto
ni hay traición en el castillo;
Gerineldo va en baile
porque es hombre divertido.
Buscaba el rey las espadas,
las espadas de más filo;
cogiera el rey la dorada
y echó a andar para el castillo.
Topó con los dos durmiendo
como mujer y marido;
alzó los ojos al cielo y dijo:
-Válgame Cristo!
yo si mato a la infantina,
mi reinado está perdido;
y si mato a Gerineldo,
criélo desde chiquito.
Pondré la espada entre ambos
y ella será fiel testigo.
Con el frío se la espada
la infanta ha espavorecido:
-Levántate, Gerineldo,
que los dos somos perdidos;
ve la espada de mi padre
que entre los dos ha metido.
Márchate sin que te sientan
por el mi jardín florido,
y escóndete entre las ramas
para no ser conocido.
Con el buen rey se topara
en el medio del camino.
-Tú que tienes, Gerineldo,
que vienes descolorido?
-Perdiera un cofre la infanta
y a mí me lo habían pedido.
-D´ese cofre que tú dices
mi espada será testigo;
o te has de casar con ella
o la has de buscar marido.
-Yo casárame con ella
pero no querrá ella conmigo,
que mis posibles no son
ni para acharla n vestigo.
-Cómpralo de paño pardo,
pues así lo ha merecido.
-De paño pardo no tal,
!de terciopelo no digo!.
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