miércoles, 30 de junio de 2010

Maestros de 1960


La promoción del sesenta celebró el 17 de julio sus bodas de oro.
En la foto están Esperanza Robledal,tambien licenciada en Geografía e historia;Belinda;Dorita;MªJesús Polledo y Nieves Olvido Santos.
La promoción del sesenta, los maestros titulados de 1960 en la Escuela Normal de Magisterio de Oviedo, celebró el pasado 17 de junio sus bodas de oro. El suyo, claro, es un matrimonio pedagógico, compromiso con una profesión que en su caso dio para largos recorridos, de la política a la Universidad o de la inspección de educación a las librerías. Todos, o la mayor parte, se reunieron para celebrar esos cincuenta años de profesión y vocación en un acto que comenzó en la iglesia de San Francisco de Asís con una misa por los compañeros fallecidos.

El grupo de maestros, en su mayoría ya jubilados, se desplazó después a la Escuela de Magisterio para celebrar un acto académico en el que fueron recibidos por la directora del centro, Gloria Téllez, que aplaudió y agradeció «el regreso a casa» de aquellos alumnos.

Del saludo inicial, los maestros pasaron al relato de sus recuerdos en aquellos muros, bastante distintos a los actuales, en especial por una cuestión de género, como se dice ahora. La Escuela de Magisterio no era en los últimos años cincuenta un centro mixto. Un lado correspondía a la Normal femenina y otro a la Normal masculina.

La segregación dio para todo tipo de aventuras que los maestros contaron divertidos. Las dificultades de chicos y chicas para relacionarse obligó, en la época, a inventar todo tipo de maniobras de distracción, subterfugios varios, para convivir en mixtura durante algunos minutos. Así, no era raro que los de la masculina fueran a la femenina a vender bocadillos con el pretexto de recaudar para el viaje de estudios, o que propusieran la celebración de «las flores de mayo» en una capilla que tenía el centro hasta que «Don Nemesio», el profesor de religión, se dio cuenta del jolgorio y puso orden.

Antes de desplazarse a una comida de aniversario en la Gruta, los profesores tuvieron también la palabra. Quedan pocos. En el acto estuvieron Nieves Santos y el lingüista Jesús Neira Martínez. Para el profesor Neira la celebración tenía un significado mayor. Un idéntico 17 de junio, precisamente de 1960, se había cruzado a la entrada del centro con la que creyó alumna. Y le deseó buena suerte. En realidad era una joven profesora gallega, María del Rosario Piñeiro, que recién incorporada acudía a examinar a los matriculados por libre. Suerte hubo. Acabaron cortejando y casaron. Hasta hoy. Otro verdadero matrimonio pedagógico.

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