miércoles, 2 de mayo de 2012

DECLARACIÓN DE FILADELFIA 1944

Miremos la Declaración de Filadelfia, de 10 de mayo de 1944, donde se fijaron los objetivos programáticos de
la OIT. Frente al aprovechamiento abusivo de las necesidades ajenas y el desprecio a la dignidad de las personas
en nombre del empleo y la eficacia productiva, la Declaración de Filadelfia fue, sobre todo, una alternativa ética a los
desmanes de la economía de mercado y de la sociedad industrial del momento. En un mundo en crisis se abría paso
la idea de que la equidad y la cohesión social—presupuesto de toda sociedad justa— no solo tenían que estar
presentes en el momento de procederse a la redistribución de la riqueza, sino también en el de su creación. Por eso,
el primero y más conocido de los principios de la Declaración proclama que “el trabajo no es una mercancía”.

El "valor del trabajo" jamás debe confundirse con "los costes salariales"; el dumpingsocial por el empleo es
una práctica que ha de ser proscrita por contraria "a la dignidad, a la seguridad económica y a la igualdad de oportunidades" que siempre deben condicionar el derecho de todo ser humano a "perseguir su bienestar material". Y finalmente, en nombre de la libertad individual, la ley nunca debe amparar la imposición por el empleador
de las condiciones de trabajo o consentir modificaciones unilaterales de la relación laboral.
Si las circunstancias son difíciles QUE REPARTAN LA CARGA, NO QUE NOS PARTAN CON LA CARGA

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